martes, 27 de octubre de 2009

Revisionismo político

“El príncipe se verá abandonado de un pueblo que no le tenga afecto, como lo será también por los nobles contra cuyo gusto gobierne”.
Nicolás Maquiavelo, El Príncipe. (Capítulo IX: Del principiado civil)

La decisión está tomada. Es un hecho. Luego de esperar por varios meses la resolución del conflicto que opacaba el Referendo de la Reelección, por fin fue votado en la Cámara de Representantes el pasado martes, minutos antes de la media noche, dando vía libre a la revisión de la Ley por parte de la Corte Constitucional, la cual estará asediada por las falacias de la oposición para frenar el trámite y alargar la discusión sobre si es o no legal.
En varias ocasiones he manifestado mi posición política y mi admiración a la gestión del presidente Uribe, como un político sagaz y un estratega como ningún otro. Así lo hubiese criticado en algún tiempo y haya escrito columnas de prensa denigrando de algún tema que no estaba bien sustentado, de un tiempo para acá he tomado como base de mi moral política lo que algunos consideran el ‘revisionismo político’, término odiado por los mamertos izquierdistas para catalogar a quien renuncia a sus posiciones políticas y toma partido en otros pensamientos, para analizar sin prevenciones cuáles han sido los logros, las falencias y éxitos del gobierno de Uribe.
El apoyo moral, o la simple admiración y defensa de un mandatario como el presidente Uribe, no puede ser objeto para que, quienes en algún momento fueron mis contertulios en otro partido, me ataquen, porque así como el presidente Uribe hizo en su momento su ‘revisionismo’ al separarse del Sector Democrático del Partido Liberal en Antioquia y ser candidato presidencial por una disidencia, no quiere decir que haya abandonado el espíritu liberal, porque él es liberal en su pensamiento y conservador en sus acciones.
Del mismo modo José Obdulio Gaviria, ex asesor presidencial, ex militante de cuadrillas comunistas en su juventud y hoy intelectual uribista y miembro del comité que diseñó el cuerpo de Doctrina de la Seguridad Democrática; Luis Eduardo Garzón, ex alcalde de Bogotá, ex sindicalista y fundador del PDI (Polo Democrático Independiente), partido que murió en el Polo Democrático y del cual lo echaron, por lo que ahora hace parte del grupo de los tres llamado Los Tres Rolos, por haber sido todos alcaldes de Bogotá. Estos, para claridad de muchos contradictores ideológicos y políticos, son claros ejemplos del revisionismo político, porque renunciar a viejas tradiciones radicales también es un acto de crecimiento político y desprendimiento de odios.
En algún tiempo, en un acto de mamertismo y crudeza política, fui fuerte en mis posiciones y apreciaciones de la política del presidente Uribe, pero hoy que el panorama es tan claro en darle continuidad a un proceso de recuperación de la confianza de la ciudadanía hacia el Estado, con los tres pilares de la Seguridad Democrática: seguridad, cohesión social y confianza inversionista, es más clara mi posición de ayudar a construir país y apoyar decididamente la institucionalidad de Colombia, representada en un hombre de armas tomar y espíritu patriótico, como Álvaro Uribe Vélez.
El ‘antitodismo’ creado por Luis Eduardo Garzón para caracterizar al Polo no puede ponerse como teoría aplicada, porque el discurso radical no suena retórico y bonito sino en las conferencias y textos de izquierda, porque en la práctica están lejos de ser realidad. A veces, cuando se renuncia a la estrechez mental, puede aplicarse con rigurosidad un revisionismo político, que no es abandonar las convicciones, sino reorientarlas desde otro ámbito político, con la posibilidad de desarrollarlas con más facilidad, como decía Estanislao Zuleta.
Sé que en algún tiempo me mostré como un seudo-izquierdista por mis críticas, y es difícil que me vean de otro modo, pero ahora con mi revisionismo político, haciéndome llamar revisionista, veo la situación del país desde una posición más apologética que crítica, es decir, más favorable que paupérrima.
Por esto, así me lluevan insultos y reclamos, seguiré adelante acompañando a otros revisionistas que ahora andan en las mieles del poder o están haciendo campaña para llegar a ellas, porque ellos se dieron cuenta que la política se hace sin fanatismos, sin retóricas mamertas y sin tratados extensos de castrismo y chavismo, tan inentendible para el resto de la gente que quienes las promueven deben digerirla, rumiarla y luego hablarle en términos sencillos a la gente.
Los cambios políticos no son emocionales ni casuales, sino más bien el resultado de la madurez política, los golpes de la vida y la decepción utópica de que la pobreza no se elimina leyendo a Marx, si no a Nicolás Maquiavelo.

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