lunes, 20 de diciembre de 2010

¿Persecución periodística? Una historia de nunca acabar

(Una versión de por qué se ha suscitado el enfrentamiento entre el expresidente Álvaro Uribe y sus hijos, Tomás y Jerónimo, con el periodista Daniel Coronell).

Un nuevo episodio de debate público se ha comenzado a tejer entre el expresidente Álvaro Uribe (a través de Twitter), y sus hijos Tomás y Jerónimo quienes, a través de El Colombiano y de la cadena radial La W, han denunciado (?) la supuesta relación del periodista Daniel Coronell -quien publica una columna de opinión en Semana y dirige el noticiero Noticias Uno-, con César Villegas y Justo Pastor Perafán, dos personajes que estuvieron involucrados con el narcotráfico, tiempo después de hacer creado una empresa de comunicaciones que vendía servicios de equipos periodísticos “a Caracol T.V., RCN y N.T.C.”, está última empresa que opera el noticiero Noticias Uno, desde donde Coronell publica informaciones incómodas para la clase política del país, con sustento periodístico y llevando en alto los galardones que ha merecido por hacer un periodismo investigativo con responsabilidad y ética periodística.

El expresidente Uribe es un hombre al cual admiro –o admiramos, más bien-, por su capacidad de trabajo, por la forma como manejó el país, generando confianza inversionista, desarrollando estrategias de captación de capital privado para potencias el desarrollo industrial y económico y llevando, a donde no había presencia de la fuerza pública, seguridad y desarrollo social.

Eso en lo que corresponde al expresidente Uribe, quien tiene la capacidad de defenderse de las calumnias, si llegasen a haberlas, pero no en lo tiene que ver con sus hijos Tomás y Jerónimo Uribe, los delfines de la política, quienes estuvieron al margen del gobierno, hay que reconocerlo, pero que tienen varias cosas por aclararle al país y a la prensa, porque son mayores de edad y empresarios, y tienen la responsabilidad y el valor civil de defenderse sin escudarse detrás del expresidente, porque la gloria es de él, no de ellos.

Para la muestra un botón. En octubre de 2002 el entonces presidente Uribe sostuvo un fuerte debate con el periodista Daniel Coronell en la cadena radial La Fm (al aire y en horario de gran audiencia), en donde se dijeron de todo, se sacaron los trapitos al sol y ahondaron aún más el distanciamiento ideológico que defiende cada uno. En ese momento se puso a prueba el poder del periodismo, denunciando nexos del expresidente con el Cartel de Medellín y Pablo Escobar, contra el poder político, encarnado en el Presidente de la República, quien se defendió como el excelente rejoneador y caballista que es de cada afirmación.

Los enfrentamientos de la familia Uribe con el periodista Coronell datan de tiempo atrás. Remontándonos al reportaje publicado por El Colombiano, en donde vinculaba al periodista con el empresario César Villegas, quien tuvo acciones en N.T.C., que luego pasaría a ser parte del patrimonio de Coronell y otros socios, como el también periodista de La W, Félix de Bedout. Como lo hace con cada denuncia que hace Coronell respondió las acusaciones de El Colombiano con una carta en donde solicitaba rectificación de su probidad y valor periodístico, aportando pruebas de su inocencia, porque está probado que no ha tenido –jamás, y eso sí puede asegurarse-, relación alguna con narcotraficantes. La denuncia de El Colombiano se dio como retaliación (?) –no tengo certeza de hasta qué punto-, por una denuncia que hizo Coronell en su columna de Semana, dejando al descubierto que una de las beneficiarias de créditos del controvertido Agro Ingreso Seguro (AIS) había sido la Directora de El Colombiano, Ana Mercedes Gómez Martínez. Esas denuncias provocaron la ira de los accionistas de cada editorial, por lo que revivieron lo que ellos califican como una “mácula en la hoja de vida” de Coronell.

De las denuncias que hizo El Colombiano contra Coronell es de donde han tomado partida Tomás y Jerónimo, como respuesta a la columna “El amigo secreto” publicada en Semana (Dic-19-2010), donde se hacen acusaciones muy serias contra Tomás Uribe quien al parecer actuó como intermediario en licitaciones en donde tenían interés el Clan de los Nule, la familia que ha puesto en el ojo del huracán la contratación por obras públicas de Bogotá, y en donde han sido mencionados connotados políticos, y hasta el Contralor General de Bogotá.

Un nuevo capítulo se abre en la política colombiana, donde una vez más toman partido los delfines Uribe Moreno, hijos del expresidente Uribe, quienes ya fueron objeto de denuncias formuladas por Daniel Coronell y que vienen al caso mencionar: la tramitación de notarías; el capítulo de los puestos que le ofrecieron a Yidis Medina por el voto de la reelección y la Zona Franca de Occidente, en Mosquera, Cundinamarca. Todos estos casos denunciados por Daniel Coronell en su columna de Semana y en Noticias Uno, con pruebas y documentos. De no ser así, ¿estaría Coronell en libertad? No señor. Estaría tras las rejas por calumnia y falsedad de documentos. Cada paso que da Coronell es calculado y con pruebas. Porque las verdades a medias, demanda segura.

¿Persecución periodística? Cada quien le da el calificativo que le parezca. Solamente hay algo claro: Daniel Coronell se ha convertido en el enemigo más acérrimo de Álvaro Uribe y su dúo de delfines. Una historia de nunca acabar.

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