martes, 27 de octubre de 2009

Los colegios laicos y la cátedra del aborto

Por fortuna para mí, no sé si también para mis padres, fui educado en un colegio de carácter laico como es el Liceo San Luis, de Yarumal, con maestros liberales en el pensamiento y en sus convicciones y abiertos a la discusión; lástima que hoy esté convertido en una institución educativa donde se obliga a profesar la religión católica y se coartan las libertades consagradas en la ley, defendidas por la Corte Constitucional en sendas sentencias.

Claro que a mí también me tocó la obligatoriedad de las misas, so pena de perder la materia de religión, la misma práctica que utiliza actualmente el profesor de religión y filosofía, que también me tocó desafortunadamente a mí, coartando las libertades en una especie de soborno de ir a rezar o presentar un examen. En mi tiempo no teníamos protección de la corte, pero ahora sí hay jurisprudencia amplia y debe respetarse la libertad de credos de ateos juveniles, librepensadores y cristianos, porque una cosa es segura, y es que en el país no toda la población es borrega del catolicismo. Gracias al señor Nietzsche pude abrir los ojos tiempo después.

Hace unas semanas tuve la oportunidad de tener en mis manos el Manual de Convivencia de la I. E. San Luis, donde leí algunos artículos de obligatorio cumplimiento que me causaron conmoción y desasosiego, no solo por el tufo de autoritarismo, sino también porque son violatorios de los derechos fundamentales y de la jurisprudencia de la corte en cuanto al corte de cabello, que dice el manual debe ser “moderado y de tres centímetros desde la raíz capilar”. Increíble que se siga imponiendo éste modelo caduco.

Pero eso no es todo. Desde la llegada del nuevo rector las misas se volvieron parte del horario de clase, con Tedeum y todo, desconociendo que el colegio es una institución oficial y laica y debe respetarse la libertad de cultos, o eso se piensa, porque la asistencia a las celebraciones es obligatoria. Razón tenía Estanislao Zuleta en decir “que la educación del bachillerato es la cosa más vaga, confusa y profusa de la educación en el país… la educación, tal como ella está, reprime el pensamiento, así no se lo proponga”.

Si la constitución es laica, no teísta, ¿por qué debe pasarse por la faja en la profesión de cultos? ¿por qué los manuales de convivencia son tan buenos para resaltar los deberes de los estudiantes y tan inquisidores en el reconocimiento de los derechos? Si es ignorancia, es bueno leer las sentencias en cuanto a la elegibilidad del padre de familia de decidir si su hijo recibe clases de educación católica; respetar el derecho al libre desarrollo de la personalidad de los estudiantes de pelo largo; o el respeto a la diversidad sexual en las instituciones educativas, porque según he escuchado en el colegio ha habido casos de homofobia.

Supongo que me llamarán rebelde por promover las libertades, pero esperen que apenas viene lo mejor. La corte constitucional ha dado un nuevo paso a revolucionar los derechos de los ciudadanos y obligará al Ministerio de Educación a llevar a las aulas de clase el tema del aborto. Ya me imagino la cara de los opusdeístas del colegio, que era mi orgullo y seno de maestros brillantes que hoy hacen mucha falta, promoviendo de camándula en mano talleres para aprender a conocer los casos en que se aplica el aborto. Leerán la sentencia de la corte con gafas oscuras y se taparán la nariz, porque eso es acto del demonio y producto de la descomposición de la sociedad.

Lo grandioso de la sentencia es que no es una recomendación si no una orden, de obligatorio cumplimiento no sólo para el Ministerio de Educación, si no también para la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo y el Ministerio de la Protección Social. La cátedra del aborto será el primer paso para empezar a desligar de la educación el matrimonio de la iglesia-Estado, cumpliendo con lo que propone el Estado liberal.

Ahora, que el tema del aborto se toma las aulas de clase, es propicio para empezar a incluir el tema de la diversidad sexual como un derecho fundamental, dándole primacía en la educación laica, porque así como hay niñas que, si son violadas o tienen malformación en el feto, tienen el derecho a abortar, hay jóvenes que tienen el derecho a definir su condición sexual, con el acompañamiento de las directivas del colegio y la inclusión en el Manual de Convivencia de la No Homofobia.

Es por esto, que haciendo uso de mi derecho a la libertad de expresión, llamo la atención al cumplimiento de la jurisprudencia por parte de los directivos de los colegios del Estado, porque los privados son un cuento aparte y tienen santificación papal, lo cual los convierte en violadores de las libertades, porque ellos no respetan la decisión de una alumna a abortar, pero los públicos si tienen la obligación de velar por los derechos y no poner por encima de la constitución la voluntad idólatra al cumplimiento de la moral bíblica.

¡Cuándo aprenderemos a respetar las libertades! Creo que es hora de reivindicar los derechos de la mujer, entre los cuales está el derecho a abortar. ¿O dónde está escrito que una mujer violada o con un feto malformado esté obligada a tener la criatura? En Grecia mataban a los fetos que nacían malformados; en Colombia matan los derechos de la mujer a camandulazos.

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