(Angostura, julio de 2012)
Tus
alas cobijan mi cuerpo
que
yace delicado
en un
frío torrente de desilusión
llegaste
para revivir la llama
que
algún día fundió tu ser
dejando
cenizas que la siguen avivando
como
alas luminosas
de
ángel redentor.
¿Qué
puede esperarse de éste pobre loco?
¿Desesperación?
¿Acaso lástima?
No creo
merecer tanta fortuna de despertar en brazos…
¿Ajenos?
¿Propios?
Cuánta
dicha encontrar adopción.
Esperaré
sentado sobre este valle –dirá Fito Páez-
Fumándome
cada espera…
hasta
que lleguen a rescatarme
o atarme.
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