sábado, 20 de diciembre de 2008

La universidad de la educación liberal

“Las únicas ideas que tienen valor son las que vivimos.
Tú sabías que tu mundo permitido era sólo la mitad del mundo
y has intentado ocultarte la existencia de la otra mitad,
como hacen los párrocos y los maestros”.
Lecturas para minutos, Hermann Hesse.

El principal problema de la educación colombiana es su irrenunciable filosofía a estar anclada al subdesarrollo mental, estigmatizando el pensamiento y enseñando en la academia y en las escuelas la doctrina de lo políticamente correcto, donde debe primar la moral y las buenas costumbres, una forma de manipulación mediática para evitar el levantamiento de las masas hacia el Estado, coartando las libertades y violentando el pensamiento.
Para muchos no queda claro qué es en realidad la educación liberal, pero si son conscientes de cómo es que deben ganarse los espacios democráticos en este país, donde la polarización ideológica propagada por el Estado, ha declarado a la universidad pública y a los grupos de izquierda enemigos ideológico-políticos, por no decir objetivos militares.
La doctrina liberal debe romper paradigmas dentro de la educación colombiana, la educación no puede seguir siendo la doctrina del conservatismo, para quienes “la educación debe ser tradicionalista, destinada a conservar las actuales estructuras económicas y sociales, y supervigilada, si no dirigida total y totalitariamente, por la Iglesia Católica”, esgrimía Héctor Abad Gómez, un renovador y practicante de la educación liberal en la Universidad de Antioquia, asesinado por el antónimo de su tolerancia.
La educación liberal debe perfilarse como una academia del pensamiento desde la escuela, abriéndole la mente a los chicos y jóvenes para prepararlos en el pensamiento, antes de ingresar a la universidad pública donde la realidad política y social de nuestro país no es color oropel de nuestra escuela moral.
La educación liberal debe adoptar la posición de reconocimiento de las libertades individuales, y la primera formar de hacerlo es promoviendo el que la educación debe ser libre. Cada quien estudia lo quiere, sabe lo mínimo y suficiente y no despilfarra tanto tiempo en escuchar la sarta de verdades acomodadas de las materias innecesarias. Razón tenía Estanislao Zuleta al decir que la educación colombiana se ha vuelto tormentosa e innecesaria.
Es por esto, que dada la actual doctrina liberal que se vive en la universidad pública que se presentan enfrentamientos con la fuerza pública, como forma de abolir la ideología y el pensamiento leninista, apabullando la realidad política y social tan reflexionada por nosotros los estudiantes, quienes tenemos la gallardía de mostrar la verdad, buscada por años a través del primer pilar de la educación liberal: libre búsqueda de la verdad.
Mientras la educación liberal no se ponga como doctrina en la escuela pública no podremos tener personas pensantes, sino borregos. La educación en la universidad pública todavía mantiene un criterio liberal, aunque no en todas, porque lo que sucede en las Sedes de la Universidad de Antioquia, como en la de Yarumal, no da la sensación de que sus directivas practiquen un criterio de educación liberal, pues permitir abusos de la Fuerza Pública y censurar la libertad de expresión no es más que la característica de la doctrina de la educación conservadora.
La Universidad de Antioquia, el alma máter de hombres tan izquierdistas como Leonardo Betancur, Pedro Luis Valencia y Héctor Abad Gómez, los médicos que revolucionaron la medicina en Colombia, acercándola al pueblo, fundando la Escuela Nacional de Salud Pública; el abogado Jesús María Valle, líder social y sindical, luchador de los desarraigados por la violencia de ultraderecha que se empezó a gestar en los albores de los 80, con el verdugo de los tres médicos, Carlos Castaño, es la mejor forma de decir que quienes en realidad saben proteger de la mejor formar los Derechos Humanos son quienes se forman en las universidades con criterio de educación liberal, porque viven y reflexionan sobre los problemas sociales del país poniendo en peligro hasta su propia vida.
La existencia de estos hombres que siempre tuvieron presente en su vida trasformar la vida social y política de nuestro país, es una clara muestra de que en la universidad pública siempre ha existido y seguirá existiendo el pensamiento liberal, con una doctrina social del libre pensamiento que siempre acarreará el rechazo de la Fuerza Pública y del establecimiento, porque la protesta social es la única forma de reivindicar los derechos de la educación y de la población vulnerable de nuestro país.